Fuente: De Andere Krant

Autora: Laura Oorschot

Traducción: FP para OVALmedia

El Ministerio del Interior alemán ha lanzado un nuevo plan denominado «Lucha decidida contra el extremismo de derechas». El documento político define la etiqueta de extremismo de derechas de forma tan amplia que puede aplicarse a cualquiera que critique al Estado. La ministra socialdemócrata Nancy Faeser anunció en rueda de prensa que los disidentes políticos deben ser tratados como delincuentes.

Según el documento político de 16 páginas „Rechtsextremismus entschlossen bekämpfen“, se debe tratar a quienes pretendan «cambiar la sociedad de acuerdo con ideas racistas y antipluralistas». La ministra socialdemócrata Nancy Faeser explicó los planes en una rueda de prensa la semana pasada. La ministra del SPD informó a los medios de comunicación de que se utilizarán «todos los medios disponibles» en la lucha contra lo que el gobierno alemán denomina «extremismo de derechas». Faeser anunció que «desarticular las redes y vaciar las fuentes de financiación» de los disidentes también figuran entre las opciones.

La política del gobierno se basa en el „Aktionsplan gegen Rechtsextremismus“ introducido en 2022. Faeser dijo que las protestas callejeras de enero contra el partido político Alternative für Deutschland (AfD) en varias ciudades alemanas le dan una legitimidad adicional para su nueva política. La AfD, presentada sistemáticamente como de extrema derecha en la mayoría de los medios de comunicación, ya cuenta con el apoyo de más del 20% de la población alemana, lo que la convierte en el segundo partido del país en las encuestas, después de la democristiana CDU. Faeser sostiene que las protestas contra AfD en enero demuestran que «millones de personas en Alemania están preocupadas por la creciente influencia de la extrema derecha». Según ella, «la sociedad abierta debe ser protegida de sus enemigos». Para ello se basa en las observaciones de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), que colabora estrechamente con el servicio secreto. El servicio secreto investigó a fondo a la AfD, calificando al partido de «sospechoso» en lo que respecta al extremismo de derechas, sin entrar en detalles.

La definición de extrema derecha del gobierno alemán es vaga y amplia. En ella, el gobierno incluye a cada vez más tendencias. Por ejemplo, ahora también existe el término «nueva derecha», descrito como una «bisagra entre los círculos no extremistas y el espectro (de partidos) extremista». «Nueva Derecha» «daría a los planes inhumanos de los extremistas de derecha una apariencia inocente», muestra el documento político. Según Thomas Haldenwang, presidente del BfV, estos grupos de nueva derecha deben ser «desenmascarados como enemigos de la democracia» porque «se disfrazan y camuflan». Faeser habló de «personas que no dicen nada ilegal, pero se ponen en una situación incómoda». Criticar al Estado alemán equivale a desestabilizar la democracia, razonó la ministra. Aunque estas expresiones críticas se mantengan dentro de los límites de la ley.

Faeser pretende aplicar a los disidentes políticos un tratamiento similar al de la «delincuencia organizada». El documento político afirma que «quienes se burlan del Estado deben enfrentarse a un Estado fuerte, lo que significa que todo delito debe ser perseguido e investigado con coherencia. Esto no sólo puede hacerlo la policía, sino también supervisores como el sector de la hostelería o los reguladores empresariales».

En la actualidad, la BfV ya comparte información sobre el extremismo de derechas con las autoridades locales y colabora con el sector financiero para descubrir los flujos de dinero de las redes de «extrema derecha». Al hacerlo, la agencia sigue encontrando restricciones legales, lo que dificulta por el momento la represión de los «delitos políticos». Según Faeser, un proyecto de reforma de la ley de inteligencia debería cambiar esta situación este año. La BfV debería recibir amplios poderes para bloquear flujos financieros en caso de una potencial «amenaza extremista». El derecho de asociación también parece haber llegado a su fin. El documento dice literalmente: «La prohibición de las asociaciones es una de las armas más estrictas de la caja de herramientas».

La política también tiene implicaciones para las personas que, fuera de Alemania, se atreven a criticar al Estado alemán. «Estamos igualmente decididos a frenar las redes internacionales de extremistas de derecha. El odio ultraderechista no debe exportarse desde Alemania ni importarse a Alemania», declaró Faeser. Así pues, si la BfV sospecha que alguien del extranjero tiene creencias o actividades «extremistas», por ejemplo por una declaración política inoportuna en las redes sociales, a esa persona se le puede denegar sin más la entrada en Alemania.

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