por MARK ANDERSON
Lunes, 21 de noviembre de 2022

Traducción: FP para OVALmedia

Los esfuerzos para crear un tratado mundial contra las pandemias han estado en marcha, a través de diversos foros internacionales casi demasiado numerosos para documentarlos exhaustivamente, desde al menos principios de 2021. Se están intensificando a raíz de la más reciente Cumbre Mundial de la Salud (World Health Summit, WHS) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrada a mediados de octubre de 2022 en Berlín, Alemania, parte de la cual -habiéndola visto a través de Zoom link- cubrí desde justo después de la marca de media hora en el episodio del 17 de octubre de UK Column News.

La WHS exploró amplias áreas temáticas que iban desde los Sistemas Alimentarios y la Salud y la Transformación Digital para la Salud hasta el Cambio Climático y la Salud Planetaria, y esas áreas se dividieron en subtemas, siendo el último de ellos un obsesivo intento en equiparar las pandemias con las «amenazas para la salud» planteadas por el «calentamiento global». Sin embargo, el tema general, desde el punto de vista de la determinación de los componentes básicos y el calendario para un tratado mundial sobre pandemias, fue la Arquitectura para la Concienciación sobre Pandemias.

Dado el creciente número de pruebas de que las denominadas «vacunas» Covid, que en realidad son tratamientos genéticos de ARNm y que claramente no se ajustan a la definición convencional de vacuna, están causando daños y muertes generalizados, y dado que los confinamientos iniciales de las medidas del Covid en 2020 perjudicaron gravemente el suministro de alimentos, la atención sanitaria, la actividad económica, los servicios religiosos, las visitas familiares, la asistencia a la escuela y otras funciones de la sociedad normal, provocando la reacción de muchos estados y territorios de todo el mundo, se prevé que en cualquier escenario similar se repetirá la imposición de medidas drásticas. Se espera que un tratado mundial sobre pandemias vincule a todas las naciones firmantes a un estricto protocolo común para luchar contra las pandemias actuales y futuras.

Un tratado de este tipo significaría que las naciones individuales y las jurisdicciones subnacionales dentro de ellas, frente a una OMS omnipotente, estarían sujetas a un control mucho más centralizado, lo que haría mucho más difícil para los estados nación adoptar políticas independientes y mantener las libertades civiles y los derechos a elección médicos garantizadas constitucionalmente.

El resultado, si la historia reciente sirve de ejemplo -especialmente en lo que respecta a la conversión de países como Australia en virtuales colonias penales-, podría ser particularmente pesadillesco. Sabemos por los datos gubernamentales de la Tarjeta Amarilla (Reino Unido) y el VAERS (Estados Unidos) que se han producido y se siguen produciendo a gran escala efectos adversos y muertes tras las inyecciones de Covid y, sin embargo, poco se está haciendo al respecto. ¿Puede confiarse en el actual sistema de gobierno bajo la rúbrica de un tratado mundial, por muy racional o benigno que intenten hacerlo parecer sus redactores?

Redacción del tratado

El taller de la WHS en Berlín que más se ajustaba a la propuesta de tratado mundial contra la pandemia, celebrado el 17 de octubre, se titulaba subrepticiamente „El papel de los parlamentarios en la elaboración de un tratado mundial contra la pandemia“. Cabe destacar que fueron UNITE (la Red Mundial de Parlamentarios) y la Alianza Alemana para la Salud quienes convocaron esta sesión, presidida por el Dr. Juan de Dios Cincunegui, de la Universidad Austral de Argentina. Entre los oradores se encontraban el fundador de UNITE, el Dr. Ricardo Baptista Leite, de Portugal, así como tres delegados del Reino Unido, uno de ellos parlamentario: el antiguo empleado de N.M. Rothschild & Sons, convertido en diputado del Partido Laborista Liam Byrne (Birmingham Hodge Hill), que también preside la Red Parlamentaria Mundial sobre el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (de la que el Dr. Leite es vicepresidente); Naomi Burke-Shyne, directora ejecutiva de Harm Reduction International; y Dame Barbara Stocking, presidenta del Panel for Global Public Health Convention.

En relación con ese taller del 17 de octubre, los organizadores de la WHS señalaron en una declaración en línea:

La Red de Parlamentarios por la Salud Mundial de UNITE y la Red Parlamentaria sobre el Banco Mundial y el FMI condujeron, en 2021, a la creación del Foro Internacional sobre la Salud Mundial, un grupo de trabajo que reúne a miembros de doce asambleas y redes parlamentarias internacionales de todo el mundo, bajo una agenda común de salud y economía mundiales.

La declaración añade:

En 2022, el grupo de trabajo centrará su labor en la preparación frente a pandemias y en la elaboración de una lista de recomendaciones que se incorporarán a las negociaciones del Órgano Intergubernamental de Negociación (INB).

El INB, prosigue la declaración, trabajará en cinco áreas principales:
– Gobernanza y liderazgo
– Legislación y sistema(s) regulador(es) nacional(es)
– Equidad
– Rendición de cuentas y supervisión
– Financiación

Papel clave del INB en la «preparación para una pandemia»

Como este columnista británico señaló en un artículo anterior este año sobre las maquinaciones que apuntan hacia un tratado sobre pandemias, el INB es aparentemente el organismo clave para el desarrollo de tratados en este ámbito político.

Un artículo del 18 de mayo de 2022 -publicado en línea justo antes de la 75ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS- en la Biblioteca de la Cámara de los Comunes británica destacaba que «la OMS está negociando sobre la preparación ante una pandemia», cuyas raíces se remontan a marzo de 2021.

Ese fue el mes en que «un grupo de líderes mundiales», encabezados por el entonces Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, «anunciaron una iniciativa para un nuevo tratado sobre preparación y respuesta ante pandemias». A partir de ahí, «la iniciativa se llevó a la OMS y será negociada, redactada y debatida por un Órgano Intergubernamental de Negociación de reciente creación».

El INB se estableció formalmente en la segunda sesión extraordinaria de la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, en diciembre de 2021, para redactar y negociar una convención de la OMS sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias. La primera ronda de audiencias públicas tuvo lugar en abril de 2022.

La determinación parece firme entre quienes están obsesionados con poner a decenas de naciones cada vez más bajo una única autoridad sanitaria altamente reglamentada, basada en lo que otro taller de la WHS describió como «Una sola voz» para una «estrategia sanitaria única». Ese taller concreto se centró en Europa y señaló que su objetivo hiperestatista:

[. . .] es adaptar y reforzar la estrategia europea de política sanitaria global para alinearla mejor con las prioridades de „Una Salud“ y los Objetivos de Desarrollo Sostenible [de la ONU] [. . .].

Una Europa post-Covid-19 debe centrarse en „Una Salud para Todos“ y hablar con una sola voz sobre la gobernanza mundial de la salud.

Entre los numerosos discursos pronunciados en el acto de la WHS de Berlín, la ex Presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf, que ahora copreside el Consejo Asesor de Nuestra Agenda Común en las Naciones Unidas, dijo lo siguiente:

Es hora de transformar la arquitectura sanitaria mundial. Ya hemos sufrido bastante. Necesitamos actuar ahora a escala mundial.

Otros participantes británicos fueron Sir Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust, e Inger Ashing, Directora General de Save the Children International. Mientras Farrar señalaba: «Todo empieza y acaba en las comunidades; si no tenemos unos sistemas sanitarios fuertes que lo sustenten todo, no podremos hacer frente a los retos del mañana», Ashing reflejaba el amplio abanico de temas de la cumbre señalando:

Covid, el cambio climático, los conflictos y la consiguiente crisis del coste de la vida están afectando a los niños a todos los niveles, siendo los más afectados por las desigualdades y la discriminación. Estamos viviendo una crisis mundial de los derechos de la infancia.

El término «desigualdades», en el lenguaje global de la era Covid, significa que algunos niños, en algún lugar del mundo, no están siendo vacunados en absoluto, o no tan exhaustivamente, siendo esta una preocupación ostensible a pesar de que, como anunció el escéptico de las vacunas y fundador de la Red de Acción para el Consentimiento Informado, Del Bigtree, durante su discurso del domingo en la última Red Pill Expo, celebrada los días 12 y 13 de noviembre en Utah, los bebés, niños y adolescentes tienen básicamente un riesgo cero de contraer Covid-19. En un contundente discurso en el que describió las dimensiones criminales de la industria de las vacunas -con peligros conocidos y sospechosos que van mucho más allá de las «vacunas» Covid creadas por Pfizer, Moderna y otras empresas protegidas por el gobierno- Bigtree citó diversos datos para ilustrar que no existe ninguna razón con base científica para administrar a bebés y niños ningún tipo de inyección Covid.


Por citar un ejemplo, según el Brownstone Institute, la tasa de mortalidad por Covid en EE.UU. entre 0 y 19 años es del 0,0003%, con una tasa de supervivencia del 99,9997%. Bigtree también señaló que, mientras que en 1986 los niños estadounidenses recibían por lo general 11 vacunas durante los primeros cuatro años de vida, esa cifra había aumentado hasta 54 en 2017 para los lactantes y otros jóvenes hasta la adolescencia (además, algunas vacunas específicas requerían más de un pinchazo). Pero hoy, Bigtree, que citó la investigación de la organización Children’s Health Defense de Robert F. Kennedy Jr., entre otras fuentes, dijo que la sombría expectativa es que la población de EE.UU. y de otros países se enfrentará a una gran presión para recibir «cientos de vacunas» por parte de Big Pharma y de los gobiernos que la industria farmacéutica tiende a controlar.


Teniendo en cuenta ese espectro, y las declaraciones del historiador israelí pro-vacunas y académico participante en el Foro Económico Mundial Yuval Harari (citado en la Red Pill Expo) de que la vigilancia en tiempo real de la humanidad se espera que sea no sólo fuera de la piel, sino «bajo la piel» a través de la nanotecnología médica para controlar continuamente los signos vitales de la población y otros aspectos de la salud prácticamente, la adopción de un tratado pandémico por una sección transversal suficientemente grande de las naciones podría representar una tiranía mucho más mortal que cualquier patógeno.

Calendarios de vacunación infantil en Estados Unidos: 1986, 2017, futuro próximo (fuente: Red Pill Expo, Salt Lake City, Utah, 2022)

Dos años de burlas


Mientras tanto, la OMS ha calificado a los «antivacunas» de «amenaza para la salud mundial», aunque apenas menciona los riesgos de las vacunas, incluso cuando el Secretario General de la organización con sede en Ginebra, Tedros Ghebreyesus (hablando en la WHS de Berlín) busca un régimen de salud mundial «inclusivo» (lo que probablemente significa ineludible) de la siguiente manera:

Llevar la salud mundial a un nuevo nivel significa que necesitamos un nuevo acuerdo mundial basado en una visión común, una nueva arquitectura sanitaria mundial que sea coherente e integradora, y un nuevo enfoque mundial que dé prioridad a la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, en lugar de limitarse a tratar a los enfermos.

Sin embargo, aunque la mayoría de la documentación apunta a principios de 2021 como el momento en que se concibió la noción de un instrumento diplomático mundial sobre pandemias, el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció anticipadamente dicha propuesta de tratado hace más de dos años en el Foro de la Paz de París. El 12 de noviembre de 2020, declaró

Todo el mundo es vulnerable cuando se produce una pandemia. La próxima vez el mundo debe estar preparado. Junto con [el Secretario General de la OMS, Tedros Ghebreyesus] hemos propuesto un tratado internacional basado en la constitución de la OMS.

Tenemos que crear un entorno en el que todos los científicos, trabajadores sanitarios [y] gobiernos puedan unirse por una causa común. Trabajar juntos para construir nuevas soluciones que protejan lo más preciado, nuestra salud y nuestras vidas. Tenemos que ir más allá y aprender las lecciones de la pandemia.

Vemos que es absolutamente crucial poder actuar con mayor rapidez y de forma más coordinada, garantizar la disponibilidad de equipos médicos e intercambiar información entre nosotros muy rápidamente para proteger a nuestros ciudadanos lo mejor que podamos.

Unos tres meses más tarde, los líderes del G7 intensificaron significativamente los esfuerzos de elaboración del tratado en una declaración del 19 de febrero de 2021, que merece la pena citar con cierto detalle, por muy plagada que esté de las palabras de moda del lenguaje «global». Nótese a continuación que el establecimiento de un «punto de inflexión» en el «multilateralismo» -un modo de gobierno en el que los líderes, que sólo están autorizados por sus electorados y constituciones nacionales para gobernar sus respectivas naciones, eligen en su lugar unirse para manejar colectivamente la política a nivel supranacional- está a la par con la supuesta «salvación» que tales «líderes» están otorgando a la humanidad a través de su táctica de la «vacuna»:


Nosotros, los líderes del Grupo de los Siete, nos hemos reunido hoy y hemos decidido trabajar juntos para vencer al COVID-19 y reconstruir mejor („Build back better“). Basándonos en nuestras fortalezas y valores como economías y sociedades democráticas y abiertas, trabajaremos juntos y con otros para hacer de 2021 un punto de inflexión para el multilateralismo [el subrayado es nuestro] y para dar forma a una recuperación que promueva la salud y la prosperidad de nuestros pueblos y del planeta».

La cita anterior también se burla distópicamente de la auténtica libertad al afirmar que las naciones participantes tienen «economías y sociedades abiertas» cuando, un año antes o menos, esas mismas naciones eran cualquier cosa menos «abiertas» y «democráticas», estando sometidas a diversas mezclas de gobierno por decreto y ley marcial médica. Esto no presagia nada bueno cuando estos estridentes comisarios están ahora empeñados en desarrollar un tratado mundial contra las pandemias, que evidentemente dará lugar a todo un nuevo concepto de «apertura» y valores «democráticos» en medio de las nuevas pandemias que estos líderes anticipan claramente que surgirán tarde o temprano.

Como puede verse en sus siguientes palabras, muy pocas cosas quedan fuera de la mesa:

Intensificaremos la cooperación en la respuesta sanitaria a COVID-19. La dedicación de los trabajadores esenciales en todas partes representa lo mejor de la humanidad, mientras que el rápido descubrimiento de vacunas muestra el poder del ingenio humano.

Trabajando con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y juntos para reforzarla, y apoyando su papel de liderazgo y coordinación, vamos a
– acelerar el desarrollo y despliegue mundial de vacunas;
– trabajaremos con la industria para aumentar la capacidad de fabricación, incluso mediante la concesión voluntaria de licencias;
– mejoraremos el intercambio de información, por ejemplo sobre la secuenciación de nuevas variantes
– y promoveremos prácticas transparentes y responsables, así como la confianza en las vacunas.


La «confianza en las vacunas» apenas necesita traducción, salvo para decir que la resistencia al tratado sobre pandemias, basada en el escepticismo a las inoculaciones, será tratada por la «máquina» del G7-OMS, cuya «respuesta rápida» fue pionera en Gran Bretaña, aunque el grado de escepticismo público está creciendo enérgicamente. Así pues, los arquitectos del tratado se enfrentan a un reto que tal vez no puedan superar, siempre y cuando la narrativa mediática esté cada vez más en manos de medios como UK Column y otros nuevos medios de renombre, junto con un activismo ciudadano eficaz.


Además:

Reafirmamos nuestro apoyo a todos los pilares del Acelerador del Acceso a las Herramientas COVID-19 (ACT-A), a su mecanismo COVAX y al acceso asequible y equitativo a vacunas, terapias y diagnósticos, reflejando el papel de la inmunización extensiva como bien público mundial.
En la actualidad, con el aumento de los compromisos financieros de más de cuatro mil millones de USD para ACT-A y COVAX, el apoyo colectivo del G7 asciende a siete mil quinientos millones de USD. Invitamos a todos los socios, incluidos el G20 y las Instituciones Financieras Internacionales, a que se unan a nosotros para aumentar el apoyo a ACT-A, incluido el aumento del acceso de los países en desarrollo a las vacunas aprobadas por la OMS a través del mecanismo COVAX.


Además:


COVID-19 demuestra que el mundo necesita defensas más fuertes contra los futuros riesgos para la seguridad sanitaria mundial. Trabajaremos con la OMS, el G20 y otros, especialmente a través de la Cumbre Mundial de la Salud de Roma, para reforzar la arquitectura mundial de la salud y la seguridad sanitaria para la preparación ante pandemias, incluso mediante mecanismos de financiación sanitaria y respuesta rápida, reforzando el enfoque de «Una Salud» y la Cobertura Sanitaria Universal, y explorando el valor potencial de un tratado mundial sobre la salud.

Declaración de los líderes del G7, 19 de febrero de 2021


Posteriormente, el 25 de febrero de 2021, los líderes de la UE acordaron ponerse a trabajar en un tratado internacional sobre pandemias, declarando en parte:


Nos comprometemos a promover la seguridad sanitaria mundial, entre otras cosas reforzando la Organización Mundial de la Salud y trabajando en pro de un tratado internacional sobre pandemias en su marco.


Declaración de los miembros del Consejo Europeo sobre COVID-19 y la salud, 25 de febrero de 2021

Hacia un tratado con fecha límite en 2024

El 24 de febrero de 2022 tuvo lugar un acontecimiento de gran trascendencia que figura en la documentación de la OMS de la siguiente manera:

Primera reunión del Órgano Intergubernamental de Negociación [INB] para redactar y negociar un convenio, acuerdo u otro instrumento internacional de la OMS sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias.

En el conjunto de 2022, ha habido tres reuniones en marzo, dos en abril, tres en mayo -incluidas la 75.ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS y la 151.ª reunión del Consejo Ejecutivo-, luego otras tres reuniones y programas de la OMS para diversos fines en junio y una en julio. La actividad se intensificó de agosto a octubre, cuando seis comités regionales presentaron informes en representación de África, el Sudeste Asiático, Europa, las Américas, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental.

La citada sesión del Consejo Ejecutivo incluyó esta declaración:

A partir de ahora se constituirá un órgano intergubernamental de negociación (al parecer, celebró su primera reunión el 1 de marzo de 2022 para acordar los procedimientos y plazos) y la segunda el 1 de agosto de 2022 (para debatir los avances en un borrador de trabajo). A continuación, presentará un informe de situación a la 76ª Asamblea Mundial de la Salud en 2023, con el objetivo de adoptar el instrumento [tratado sobre pandemias] en 2024.

Fuente del artículo the UKColumn

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