El problema no es el servicio militar obligatorio en sí. Al contrario, ello podría proteger contra un ejército profesional demasiado cercano al Estado y reforzar la capacidad defensiva de los ciudadanos.
El verdadero problema es que hoy en día nuestros jóvenes podrían ser reclutados por un Gobierno que hace tiempo que perdió su credibilidad. Un Gobierno que se complace en la retórica bélica y apoya de buen grado las aventuras geopolíticas de los plutócratas, al tiempo que trata a sus ciudadanos con condescendencia moral y les miente. Todo lo contrario de la libertad.
Son los mismos políticos que ya demostraron durante la «pandemia» del coronavirus que «la dignidad y los derechos del individuo» no son una prioridad para ellos, en contra de lo que advirtió en su día un estadista como Helmut Schmidt.
¿Y nuestros jóvenes deben seguir hoy incondicionalmente a gobernantes como Friedrich?
Clara Weiss para OVALmedia





